miércoles, 16 de junio de 2010

Estados Unidos contra el Espíritu del ´76

En las elecciones a la presidencia del año 1916 los seguidores de W. Wilson supieron hacer de la frase “Nos mantuvo fuera de la guerra” un lema de campaña. Como respuesta al estallido del conflicto armado en Europea, Estados Unidos había proclamado su tradicional neutralidad ante los asuntos que no le incumbian. No obstante, el discurrir de los acontecimientos y, seguramente,el hecho de que una parte importante del capital privado estadounidense se encontrase en forma de préstamos en la guerra de parte de los aliados, sobretodo de Francia e Inglaterra, así como Bélgica, iba a hacer que la maquinaria estadounidense se pusiese al servicio de las armas y se involucrase en una guerra que iba a conmocionar al pueblo de Estados Unidos y a dejar una profunda huella en el imaginario colectivo.

La declaración de guerra a Alemania supuso no sólo la movilización de tropas hacia tierras extranjeras, sino de manera inmediata un frente interno de controles gubernamentales, inhibición de derechos y supresión de libertades. A la constitución de órganos de gestión y regulación tales como la Administración de Alimentos, presidida por el futuro presidente Herbert Hoover, o la Administración de Combustible, se sumaron la Ley Seca de 1918 y la Enmienda decimoctava, aprobada por el Congreso en 1917. Así mismo, se llevaron a cabo toda una serie de medidas legales que presuponían una violación del Bill of rigth y construían un régimen asfixiante de censura, persecución y demonización de ciertos colectivos, tales como los inmigrantes de origen alemán, los cuales fueron marginados y castigados con la exclusión social y laboral. A la misma vez, desde un nacionalismo intolerante, estrecho y coercitivo, recogido bajo el lema de Americanismo ciento por ciento el Comité de Información Pública alimentaba este odio a los germano-americanos.

Junto al crecimiento inusitado de un patrioterismo barato y conservador, que tomará posiciones antiobreras y casi fascistas, la actividad legislativa del poder estadounidense condujo al parto de la Ley sobre el espionaje (Junio de 1917) y La ley sobre la sedición (Mayo de 1918), mediante la aplicación de las cuales se ejercieron actitudes de censura ante publicaciones consideradas peligrosas o contrarias al sino americano del ciudadano medio estadounidense. Entre todos los procesos judiciales, resalta el que tuvo como protagonista a un polémico film.

Uno de los mitos fundacionales de la nación estadounidense se basaba en la declaración de Independencia y en la guerra contra Gran Bretaña, considerada como una auténtica Revolución, la revolución americana. De hecho, el proceso de construcción nacional de los Estados Unidos había sido largo y la contradicción entre las prerrogativas de los diferentes estados y el poder federal no fue superada hasta finales del siglo XIX, siendo uno la independencia uno de los pilares del armazón de la conciencia nacional del estadounidense medio.

En 1917 el director Frank Montgomery llevaba a cabo un proyecto denominado Spirit of ´76 producido por el polémico Robert Goldstein. En esta película se reconstruían la historia de los primeros años de la nación estadounidense, entre los que destacaba la Guerra Revolucionaria o Guerra de la independencia. Con un tono épico y de contornos exagerados, los británicos eran presentados a través de episodios como la masacre de Wyoming, los soldados de Jorge III cometiendo atrocidades como la matanza de niños y mujeres, así como al propio monarca humillando a Benjamin Franklin o Catherin Montour. El film suponía una reafirmación del nacionalismo estadounidense, encajando bien con ese americanismo ciento por ciento.

Pero, de manera irónica, la película fue censurada y su productor procesado, obteniendo una condena de diez años de cárcel y 10.000 dólares de multa, los cuales fueron conmutados a 3 por el presidente Wilson.

La película se considera hoy un film lost, ya que según algunas fuentes no sobrevivió ninguna copia de éste, el cual fue rehabilitado tras la Primer Guerra Mundial.

De esta forma, en un ambiente de nacionalismo petulante y actitudes que hacían preveer los luctuosos hechos que se van a vivir en la década de los años 20, el poder judicial estadounidense tenía que penar una película conocida como Spirit of´76. Irónicamente, el caso se conoció como Estados Unidos contra el Espíritu del ´76.

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